No hemos podido coincidir dos personas en los conceptos del amor y de la vida.
Contrario al amor divino, el amor como lo conoce y lo practica el mundo, (el amor humano), es solo un término, una palabra que resume un «estado emocional». El amor es una fuerte «inclinación emocional» auto-inducida, hacia una persona, animal o cosa.
Incuestionablemente, somos máquinas-biológicas altamente-sentimentales, la creación de la vida como nosotros la concebimos y la entendemos, no se podría llamar vida si no estuviéramos cargados de emociones y de sentimientos.
Somos máquinas-químico-biológicas «terminales», nacemos-crecemos-sentimos-y-morimos.
Este experimento «biológico» o «bioquímico» llamado “humanidad”, fue concebido, planeado y diseñado por seres superiores con propósitos que van más allá de nuestro entendimiento.
Génesis 1:26 Entonces dijo Dios: «Hagamos» al hombre «a nuestra imagen», conforme «a nuestra semejanza»; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.
No necesariamente fuimos concebido para lograr nuestros propios objetivos, sino para el cumplimiento de los objetivos de quienes nos crearon, y para el estudio y beneficio de otras esferas intelectuales y científicas más altas a la humanidad.
Nosotros somos solamente el laboratorio de pruebas de una civilización más avanzada, somos el campo de pruebas, los conejillos de indias, experimentan y nos estudian, moldean nuestras emociones, son los que justamente inventaron nuestros sentimientos, y practican con nuestra salud y nuestras emociones, tienen dominio completo sobre nuestros padres, sobre nuestros hijos, sobre nuestros hermanos, y sobre nuestros amigos. Aprenden de nuestro comportamiento, y ajustan constantemente toda su creación para perfeccionar de acuerdo a sus intereses y objetivos.
Nos estudian y nos enfrentan a riesgos y problemas que ellos mismo no quieren o no pueden enfrentar por si mismos, y buscan en nosotros soluciones a sus propios problemas, problemas a veces reales, y a veces ficticios. Según la biblia, fuimos creados para llevar la ley de Dios a todos los confines de la tierra y de los cielos.
Lo que nosotros pensamos que es «real», lo es solamente para nosotros. Las verdaderas aspiraciones de la humanidad, si en verdad tuviéramos alguna, están truncadas y entrecortadas por decisiones y aspiraciones ajenas a nosotros mismos. Somos ajenos a todo lo que nos exponen, viviendo en un mundo y una realidad que no es nuestra, sabiendo que la vida no es lo que nosotros queremos para nosotros mismos sino solamente aquello ante lo cual estamos expuestos.
Al confrontarnos a toda clase de problemas y enfermedades, es justamente como nosotros también mejoramos y llegamos a conocer mejor nuestras propias capacidades. Siendo maquinas biológicas cuyo objetivo central es la solución de cualquier problema, no sabemos que tan rápido podemos correr hasta que nos ponemos a correr y a medir nuestra velocidad. Las pruebas a la humanidad si bien pueden calificarse como necesarias para conocer mejor nuestras propias capacidades, estas no tienen ningún beneficio real al ser humano otro que permitirnos pasar a la siguiente prueba, la cual será de acuerdo a las necesidades e intenciones a la que nos somete aquel que tiene dominio sobre nuestra existencia, después de eso, no importa si salimos vencidos o vencedores, nos elimina a todos por igual con la enfermedad y la muerte.
«Y le llevó el Diablo a un alto monte, y le mostró en un momento de tiempo todos los reinos de la tierra. Y le dijo el Diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí es entregada, y a quien quiero la doy. Pues si tú adorares delante de mí, serán todos tuyos. Y respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: A tu Señor Dios adorarás, y a Él solo servirás.» ( Lc 4: 5 – 8 )
El perfeccionamiento de la raza humana no viene gratis, pero tampoco es un perfeccionamiento que tenga verdadera importancia. Aunque las cualidades del ser humano ya son innatas en él, no es así el conocimiento sobre ellas mismas. Somos nosotros mismos quienes hacemos nuestro propio sufrimiento más corto, más largo, o más duradero.
El problema de la riqueza y la pobreza no es una ecuación difícil de solucionar sino la persistencia de mantener a la humanidad en encontrar otras avenidas que no sean solo esas. Lo malo de todo esto es que, siendo nosotros solamente maquinas-descartables (dissposable units), ¿que importancia tiene en realidad para el ser humano si resolvemos o no resolvemos cualquier problema?
Somos íntimamente, una máquina químico-biológica creada con la única intención de resolver problemas, aún los que no son nuestros, y eso se puede apreciar fácilmente desde que somos niños, cuando demostramos una tendencia natural a destruir y construir, o componerlo todo. Esto no nos enseñan nuestros padres ni fuimos a la Universidad de Harvard a aprenderlo. Nacemos con el DNA ya predispuesto a todo lo que ya somos, aún antes de nacer.
El genoma humano es una codificación genética altamente desarrollada, por una mente cuyos conocimientos rebasan a los de toda la humanidad entera. Somos esencialmente máquinas para resolver problemas, y tenemos que destruir lo erróneo o incorrecto, para reconstruir o construirlo mejor; y en cada reconstrucción lo vamos haciendo mejor. … Hasta que nos volvemos a dar cuenta de las imperfecciones de lo construido, y debemos destruirlo otra vez. Y el ciclo se repite una y mil veces buscando la satisfacción de lo creado.
Podría pensarse que, esferas superiores a la humanidad en si misma, nos usan, nos abusan, y después nos matan.
Decimos que Dios es Amor, pero ¿el amor de Dios es de la misma naturaleza que el amor humano? ¿En que se asemejan? ¿En que se diferencian?
A grandes rasgos podríamos decir que, hay una cierta analogía entre el uno y el otro, pero debemos tener claro que las diferencias entre ambas son ABISMALES
Por lo tanto es necesario que tengamos siempre presente esas profundas diferencias para no equivocarnos. Sucede con demasiada frecuencia, que proyectamos en Dios y en su infinito amor las limitaciones y las incoherencias del amor humano.
A continuación intentaremos hacer un parangón entre las semejanzas y las diferencias de ambas expresiones de amor:
Dios Ama a todas la personas por igual.
Nosotros amamos sobre todo a quienes nos aman
El amor de Dios es inmutable y permanente
El amor humano disminuye cuando se siente ofendido.
El amor de Dios es pura gratuidad.
Nuestro amor está siempre ligado a la reciprocidad: queremos a quienes nos quieren.
El Amor de Dios siempre perdona y olvida las ofensas.
Nosotros, solo perdonamos a veces o después de un largo rencor.
Dios perdona aun a quienes no merecen el perdón.
Nosotros perdonamos a quienes creemos que se lo merecen.
El amor de Dios es inconmensurable.
El nuestro es muy limitado e inconsistente.
El amor de Dios no está relacionado con los merecimiento de las personas.
Nuestro es , por lo general ,amor de respuesta.
Dios nunca castiga nuestros alejamientos y nuestras infidelidades.
El amor Humano se vuelve, con frecuencia, vengativo ante la infidelidad.
El Amor de Dios se basa simplemente en nuestro condición de seres humanos
El Amor Humano se basa simplemente en sentimientos
El Amor de Dios es Universal
El amor Humano es siempre muy personalizado
El Amor de Dios tiene preferencia por los pobres, por los necesitados y los pecadores
El amor Humano ama a quienes creemos que merecen nuestra estima
Dios nos Ama a todos por igual
El amor Humano siempre esta orientado,principalmente hacia parientes y amigos
En efecto si analizamos las prácticas de Jesús y sus enseñanzas en los Evangelios vemos que siempre su mensaje es:
De amor, no de temor
De perdón, no de castigo
De salvación, no de condenación
De gracia, no de pecado
De gratitud, no basado en merecimientos personales
EL AMOR HUMANO
El amor humano se enfoca en el ser individual. El amor divino se enfoca en todo lo que existe dentro de la creación de Dios. Podríamos decir que se enfoca en el Todo o que se enfoca en el ser más elevado que es el Todo.
El amor humano es condicional. La persona establece condiciones en la mente que dicen quién es digno de recibir su amor. Igualmente establece condiciones que dicen que en ciertas situaciones no es posible responder con amor. El amor divino no conoce condiciones. Se da libremente a todos, tal y como Jesús explicó cuando dijo que Dios hace salir el sol para justos y para pecadores (Mateo 5:45). Igualmente el amor divino no acepta condiciones con respecto a cuando debe expresarse y cuando debe detenerse. El amor divino siempre fluye y siempre está en proceso de convertirse en el Más.
El amor humano es posesivo. Busca acumular para sí mismo, y una vez ha tomado posesión de algo, desea mantenerlo. Las personas con amor posesivo buscan prevenir el cambio porque temen el sentimiento de pérdida.
De acuerdo al amor humano, la perfección es un estado estático en la cual nada puede cambiar. El amor divino no busca poseer nada en particular porque es uno con el Todo. No busca acumular nada para sí, busca elevar el todo al entregarse libremente a sí mismo. El amor divino no está buscando detener el crecimiento para mantener lo que tiene. Busca acelerar el crecimiento para volverse más de lo que es.
Tal vez piensen que el amor dentro de ustedes y el amor representado por Dios son lo mismo. Sin embargo, hay una diferencia. El amor de Dios es totalmente desinteresado. Es absolutamente puro. Es eterno, perfecto. El amor humano es egocéntrico y está manchado. Este amor no puede fundirse en el amor de Dios. Solo cuando uno esté libre de egoísmo, orgullo, odio y envidia, Dios morará en él. Cuando una persona carece de Tyaga (renunciación), está inmersa en los placeres mundanos y lleva una vida mundana, su devoción es solo artificial y una forma de auto-engaño. Tal devoción no la conducirá a Dios.
Hoy el mundo está lleno de esas personas. Ellas afirman que aman a Dios. Pero Yo no he visto ni una sola persona que ame realmente a Dios. Todos aman a Dios por su propio bien y no por el bien de Dios. Esto es puro egoísmo. El hombre busca todas las cosas en el mundo por sus propias razones. Hasta Dios es buscado por esta razón. Dios no puede ser alcanzado tan fácilmente. El corazón tiene un solo asiento. En él hay lugar para una sola persona. Si ustedes instalan los deseos mundanos en esa silla, ¿cómo esperan que Dios se siente en ella? Dios ocupará ese asiento solo si ustedes lo vacían de todas las demás cosas.
EL AMOR DIVINO
El Amor Divino es la fuerza centrípeta del Universo. El Amor Divino es también el poder cohesivo que mantiene al Universo unido [sabiduría 1:7]; y todo lo que es, ha sido o alguna vez será creado en cualquier Universo, es hecho para que sea el poder de esa fuerza centrípeta, que en realidad es Amor Divino en acción.
El amor no debería ser calificado con sentimentalismo — el cual es cambiante y vacilante. El puro Amor Divino es constante y no cambia ES la virtud singular de la Presencia «YO SOY» universal dentro de la cual se mezclan todas las demás Virtudes. Es la más alta expresión de la Naturaleza de Dios y, con el correr del tiempo, será también la más alta expresión del hombre. A diferencia del amor humano, el Amor Divino no es captador sino dador, no es variable sino constante. Este sentimiento y sustancia del Amor Divino es la causa y núcleo de toda la Creación así como también el sustento de dicha Creación; y cuando esa creación haya servido su propósito de ser, su eterealización última con dignidad y honor será llevada a cabo por ese mismo Amor Divino.
Un foco de ese Amor Divino es la propia «Presencia YO SOY», y una Presencia así está igualmente anclada en el corazón de todo ser humano. La expresión y la expansión de este Amor Divino sobre y a través de los planos de experiencia en que vive una inteligencia auto- consciente, es verdaderamente la «razón de ser» de dicha inteligencia. Hasta que la plena expresión de la Naturaleza de Dios se haga manifiesta de este modo…¡no habrá Paz permanente individual, nacional,racial o planetaria!
La Sabiduría cuando se alcanza es AMOR
El Amor es un principio –una actitud conscientemente mantenida de radiación. Los hijos del Amor son PAZ, CONTENTAMIENTO, FELICIDAD, BELLEZA, BIENESTAR y OPULENCIA. La Luz es el aura del Amor. Tarde o temprano de acuerdo a la habilidad individual, las llamas evolucionantes del omnisciente, Uno Universal, tendrán que venir a la comprensión consciente de que el AMOR ES LO ÚLTIMO.
La paciencia es Amor. La impaciencia es temor. Cuando se ama no hay temor, y la pulsaciones que emanan de esa persona no contienen vibración repelente alguna; más bien, hacen del corazón amante un imán para todo lo bueno. Cuando el individuo permite que la Llama del Amor se expanda a través de sí, es en realidad Dios llevando Su universo hasta la Perfección a punta de Amor.
Definir el Amor es imposible porque la mente no puede comprenderlo, pero buscar Amor desde el Corazón de Dios es encontrar la mas grande felicidad y seguridad emocional.
El hombre se ha convertido en muchas entidades, separadas y apartadas, y hasta que se ame a sí mismo de vuelta al todo indivisible, no conocerá la felicidad. Doquiera que un hombre se zambulla en el corazón de su propio Ser Divino y emita la radiación pacífica del amor impersonal, por mas que no se haya movido de su sitio de meditación, todo el bien en el Universo será depositado a sus pies, ya que tal es la Ley.
El verdadero Amor no es emocional. No tiene en sí nada de egoísmo. No pide nada a cambio por su vertida, porque ningún ser humano puede generar Amor. El Amor es dado de Dios por Dios a través del hombre. No puede ser comprado,ni vendido,ni intercambiado. Todo aquel que pretenda ser un embudo para el Amor, tiene que pedirle al Dios del Universo que le permita unirse con la infinita y disolvedora conciencia del Uno dentro de la nada. Tal individuo se convierte en un Señor de Amor.
Solamente el Amor constituye la razón de ser del hombre. Dios se auto-individualizó para que hubiera mas focos a través de las cuales el principio del Amor pudiera fluir; y hasta que cada centro Divino se convierta en la plenitud del Amor, no habrá paz, no habrá seguridad ni contentamiento permanente alguno. Dios–el AMOR– contiene dentro de sí a cada ser, a cada estrella, cada planeta, a cada alma, y a la totalidad de la Naturaleza en el alcance de Su Reino. El Amor está plenamente familiarizado (y es uno) con cada parte de la vida y de la inteligencia en este universo, y nadie queda por fuera de esta conciencia «omniabarcante».
1 Corintios 13:4-8
4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;
5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;
6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.
7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
8 El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.
1 Corintios 13 – Sobre el amor verdadero
1 Si no tengo amor, de nada me sirve hablar todos los idiomas del mundo, y hasta el idioma de los ángeles. Si no tengo amor, soy como un pedazo de metal ruidoso; ¡soy como una campana desafinada!
2 Si no tengo amor, de nada me sirve hablar de parte de Dios y conocer sus planes secretos. De nada me sirve que mi confianza en Dios me haga mover montañas.
3 Si no tengo amor, de nada me sirve darles a los pobres todo lo que tengo. De nada me sirve dedicarme en cuerpo y alma a ayudar a los demás.
4 El que ama tiene paciencia en todo, y siempre es amable.
El que ama no es envidioso, ni se cree más que nadie.
No es orgulloso.
5 No es grosero ni egoísta.
No se enoja por cualquier cosa.
No se pasa la vida recordando lo malo que otros le han hecho.
6 No aplaude a los malvados, sino a los que hablan con la verdad.
7 El que ama es capaz de aguantarlo todo, de creerlo todo, de esperarlo todo, de soportarlo todo.
8 Sólo el amor vive para siempre. Llegará el día en que ya nadie hable de parte de Dios, ni se hable en idiomas extraños, ni sea necesario conocer los planes secretos de Dios. 9 Las profecías, y todo lo que ahora conocemos, es imperfecto. 10 Cuando llegue lo que es perfecto, todo lo demás se acabará.
11 Alguna vez fui niño. Y mi modo de hablar, mi modo de entender las cosas, y mi manera de pensar eran los de un niño. Pero ahora soy una persona adulta, y todo eso lo he dejado atrás. 12 Ahora conocemos a Dios de manera no muy clara, como cuando vemos nuestra imagen reflejada en un espejo a oscuras. Pero, cuando todo sea perfecto, veremos a Dios cara a cara. Ahora lo conozco de manera imperfecta; pero cuando todo sea perfecto, podré conocerlo como él me conoce a mí.
13 Hay tres cosas que son permanentes: la confianza en Dios, la seguridad de que él cumplirá sus promesas, y el amor. De estas tres cosas, la más importante es el amor.
Juan 3:16 De tal manera amó Dios al mundo
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.